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Una mirada rápida a Chile

Actualmente Chile se caracteriza por su estabilidad política y económica, bajo riesgo país y una deuda externa baja y estable.

Tras una rápida recuperación de la reciente crisis económica y del terremoto, el mercado minorista de la moda evoluciona de forma favorable hacia una mayor eficiencia en la cadena de suministro, con una mayor diversidad de marcas, especialmente internacionales, precios más competitivos y una mejor experiencia de compra. Las perspectivas de crecimiento son buenas y se ven favorecidas por diversos factores: la apreciación del peso chileno, un creciente poder adquisitivo y una mayor confianza de los consumidores, una baja tasa de desempleo, un mayor acceso al crédito liderado principalmente por las tarjetas de tiendas  y significativas promociones llevadas a cabo por los principales operadores locales.

 país cuenta con una población en torno a los 17 millones de habitantes y una fuerte concentración urbana; alrededor del 85% de sus habitantes viven en núcleos urbanos,  de los cuales el más importante es la Región Metropolitana de Santiago, donde reside el 40% de la población del país. Por lo tanto, Chile puede considerarse un mercado relativamente pequeño en comparación con sus vecinos. Es además un país con una población relativamente joven; un 22,3% de la población es menor de 15 años.

Chile es el país con mayor ingreso per cápita de la región, que ronda en promedio los 18.000 dólares en poder de paridad de compra (PPP). Pero, aún un importante porcentaje de la población recibe el salario mínimo y las desigualdades en la renta siguen siendo significativas, lo que aún limita más el mercado objetivo para determinados segmentos de la moda.

En cuanto al prototipo del consumidor chileno, el precio aún representa un elemento decisivo en el proceso de compra, y ello ha sido favorecido por las numerosas campañas promocionales que realizan los principales operadores del sector. El chileno ha sido tradicionalmente un consumidor clásico y conservador, no muy afín a seguir los últimos dictados de la moda. Los estilos y los colores son sobrios, y dan mayor importancia a la calidad o a la durabilidad de un artículo que a su diseño. Sin embargo, la situación está cambiando y son cada vez más los chilenos, principalmente mujeres, que se “atreven” con estilos más actuales y sofisticados, buscando así la diferenciación personal a través del atuendo.

El sector de la moda en Chile sigue dominado por el “mass market”. Las marcas del lujo no constituyen un segmento representativo en el mercado chileno, pero están ganando posiciones progresivamente de forma sólida.

En Chile existe una fuerte concentración en la distribución comercial, y unas pocas empresas, principalmente tiendas departamentales, controlan la mayoría de las ventas de artículos de moda. Esta posición de claro liderazgo ha sido favorecida por las tarjetas de crédito (no bancarias) de estos operadores de retail. Sin embargo, un creciente número de pequeños operadores  independientes está ganando posiciones en determinados segmentos (cuota de mercado en torno al 35-37%) debido a un progresivo cambio en los hábitos de consumo de los chilenos hacia una mayor diferenciación en el vestir. Por último, el canal de los hipermercados continua siendo un destino de compra importante de artículos de ropa y calzado, sobre todo en el segmento más bajo, con una cuota de mercado en torno al 13%.

Una de las grandes ventajas del país es que las importaciones no están penalizadas con altas tasas arancelarias; es un mercado abierto. Sin embargo, aquellas marcas de moda que deseen entrar en Chile han de enfrentarse a la “contra-temporada”.

Otro desafío, y no menos importante, es conseguir un buen local. El mercado se concentra fundamentalmente en la capital y no son muchos los centros comerciales consolidados  que puedan ofrecer visibilidad a las nuevas marcas, especialmente si éstas no tiene el caché de los grandes nombres. Son centros con una fuerte demanda de espacios y muy orientados a las marcas norteamericanas y las grandes cadenas de distribución internacionales, muy aspiracionales, y con un elevado grado de reconocimiento de marca. Como contrapartida, podemos decir de los operadores chilenos de centros comerciales siguen un modelo de contrato de alquiler similar al modelo español, con unos  precios de alquiler  asequibles, a diferencia de Colombia.

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