En 2005, y por razones de seguridad, se cerró de forma precipitada uno de los iconos comerciales de Paris, los grandes almacenes La Samaritaine, fundado en 1870 por Ernest Cognarq y su esposa Louise Jaÿ. El complejo, con más de 80.000 m2, pertenece al grupo de lujo francés LVMH, cuyo objetivo persigue su completa remodelación con la creación de un hotel de lujo de 80 suites, Le Cheval Blanc, una zona comercial de tiendas, un complejo de oficinas y un centenar de viviendas de protección oficial, así como una guardería por deseo expreso de la alcaldía de París, que en su ausencia bloqueó inicialmente el permiso de construcción.
La metamorfosis de la vieja Samaritaine afectará a los cuatro bloques de edificios que poco a poco fueron sumándose, y que se encuentran entre la calle Rivoli y el Sena. El proyecto supone una inversión inicial que ronda los 450-500 millones de euros.
Sin embargo parece que el proyecto estuviera gafado ya que no cesan las interrupciones administrativas provocando sucesivos retrasos en la construcción. Hace unos días un tribunal administrativo de Paris ha desestimado el permiso de construcción concedido por las autoridades municipales en diciembre de 2012. Este permiso, que autorizaba la demolición y reconstrucción del conjunto de edificios colindantes con la calle Rivoli, queda en suspenso. Al parecer, la fachada diseñada por el prestigioso estudio de arquitectura japonés Sanaa, liderado por los premios Pritzker de Arquitectura Sejima y Nishizawa, ha provocado la irritación de algunas asociaciones defensoras del paisaje y estética francesa, y han contado finalmente con el apoyo del tribunal.
La propuesta de los afamados arquitectos contempla la implantación de una estructura que simula un delicado velo blanco envolviendo la fachada del edificio. Las asociaciones defensoras del patrimonio artístico y cultural de Paris, así como determinadas instancias administrativas locales, persiguen que los arquitectos planteen nuevas propuestas más acordes con la estética y arquitectura de la capital francesa. El conflicto que acompaña a cualquier proyecto urbano de envergadura está servido. Mientras tanto, los retrasos de este proyecto no dejan de acumularse.